fuera de mí?
¿Qué fuerza lo mueve?
¿Qué ardor lo enajena?
Sea lo que sea, su magia
sigue en mi interior.
Deseo que esa flecha risueña
lo atraviese de parte a parte
y su líquido riege el tálamo
que una vez nos abrigó.
Si no es así, espero que su
viaje no sea incruento,
espero que algún alma
salvaje lo devore,
lo convierta en sangre de su sangre y juntos visiten a
los dioses en su residencia
dorada.
Un rumor se abre paso entre las venas y las pasiones; son dos corazones enamorados, felices.
Felices como un cachorro juguetón,
como un bebé arrebatado por la risa,
como la seda mecida por el viento.
JulioElpuente