allí donde duermen las
almas más bellas,
donde los horizontes no
sobrevivieron a la razón,
donde las hadas retoman
sus vidas de estrellas anónimas,
allí esperaré, paciente, tranquilo, ilusionado, la
llegada de la primera
persona de tu singular,
para, por fin, retozar
para siempre entre azules
y briznas de calidez,
entre almohadas de
nubes esponjosas
y miríadas de hojas
crujientes,
sobre cúmulos de besos
y lechos henchidos de
amor.
JulioElpuente