No detenerse, tener recuerdos anudados al alma. Vivir incrustado entre el tiempo y la razón.
Hijo de un río de vientos, de un sinfín de comienzos, del torbellino de un silencio.
A los pies de una canción triste, en brazos del azar y su furia, arrodillado frente a la angustia.
Tocado por la mano de alguna deidad insignificante; de sus sienes nacieron estos pliegues antiguos.
Bosques de pequeñas piedras y tenues cenizas; enjambres arremolinados entre mis pies.
Correr sin haber aprendido a caminar. Zozobrar y sentir la brisa recordada.
JulioElpuente