el pájaro de invierno inventa
surcos y piruetas imposibles
Y yo, mientras lo observo,
me vuelvo permeable a este
sol intuitivo, benigno.
Mi caminar prosaico me acerca a la montaña de tierra negra,
donde las almas de blancos velos deambulan sin fin.
El favor de tu sonrisa me servirá para olvidar otros
quehaceres, otras verdades,
otras veleidades.
Juntos gobernaremos,
con besos de hierro,
esta región inhóspita,
este secarral de injusticias
y furia.
JulioElpuente