Ha crecido un valle tras
las cuencas de mis ojos.
El viento ha silbado una
canción de amor y risas,
de ingenuo sentido.
La joya intratable me
mira desde su atalaya,
desnuda mi descaro,
roza con picardía la
guitarra de mi piel inexplicable.
Muriendo como un efebo fugaz,
como un jardín sin hojas,
como un destino sin memoria,
como un inútil minuendo.
Hacer cosas sin querer.
Dejar huella en la antología de tus besos. Sufrir sin regalar lágrimas.
Labios mordidos,
desnudos y balsámicos
como el amanecer,
sabrosos como el olor a vida,
devastadores...medidos.
JulioElpuente