Tus labios se recrean en mí,
y mi piel se rinde a esa comezón singular.
Tus besos empapan mi alma,
la convierten en un ser cristalino,
en una crisálida fervorosa,
en un festival de sonrisas.
Tus pechos,
volcanes de marfil,
dinamitan mi fragilidad,
desenmascaran a este vulgar corazón.
Tu espalda es la razón
de los desesperados,
la esperanza de mi letargo,
el resplandor más cegador.
JulioElpuente