El crepúsculo nos sorprenderá
sin una palabra que recordar.
Ni la lluvia ni el frío atravesarán
nuestras armaduras de acero
y hielo.
Derrotados los brazos y la ilusión,
solo quedarán los restos del
valor.
Pero abriremos caminos en el
lodo,
caminaremos con pies de franela
y brillos de anémona.
No escucharemos el roce de otros
errores,
no nos venderemos a la rutina
y al desprecio.
Abrigaremos a los amigos cuando
sintamos fríos nuestros pies,
cuando las canciones suenen
ditintas.
Quemaremos los papeles del odio,
abriremos las puertas a la
certeza antigua,
a las pieles limpias.
JulioElpuente