Las orquídeas que ayer te abrazaron en mi nombre, me han contado, a su regreso, que ese calor tuyo de almohada suave y canción melosa continúa intacto.
El púrpura de las violetas que le regalé a tu pelo compite con el sinfín de tus ojos de gacela misteriosa.
Las magnolias de tu jardín privado te engullirán con su abrazo espiralado y en su seno, mullido y tierno, encontrarás la verdad.
Mientras te recito versos anónimos, preñados de colores y de fragancias vegetales, tu aura ilumina mis sueños mitológicos
JulioElpuente