pero el temblor es
infinito y su consecuencia, eterna.
Atraparé en la almadraba
de mis sueños todos
portentos, todos los
idiomas.
El enigma de los vientos
me hablará de locuras
y de dulzura,
de arrebatos y de lejanía.
Un eco impregnado de
flores salpicará mis
sienes y su lamento será
el jergón de mis deseos.
Brilla un fulgor opalino,
un destello amparado
por la bruma,
un tibio adiós que te
susurrará mis deseos.
JulioElpuente