un otoño sin negrura,
una verdad sin dobleces.
Nuestros pies, indolentes versiones de un ayer mejor,
nos conducen a otro paraíso sin pecados ni desamores,
a otro lugar donde los versos no son versiones ficticias.
Nos amaremos en la nación
del amor y engendraremos
vástagos que no sabrán olvidarnos,
pasiones que no podrán superarnos,
cicatrices que no podrán
odiarnos.
Nuestro final será una nube de alegría,
un mar de contornos suaves,
un hogar de pereza y desatino.
JulioElpuente