corazón ausente, y así,
mientras tus cabellos
reposan en otra almohada,
mis ojos recuerdan tu
exquisita mirada.
Quisiera poseer el más
leve tus rubores,
la más frágil de tus sonrisas
para adormecerlos aquí,
en mi regazo.
Me gustaría alimentarte con
tibieza y alegría,
con ternura y arrebato,
para que tu alma me recuerde
cuando ya no exista el ayer.
Te amaría más allá de lo
comprensible,
más allá de los atardeceres,
más allá de la niebla
incierta.
JulioElpuente