Tuviste que ser tú,
tuviste que nacer para
que yo existiera,
tuviste que ignorar otras
vidas para alumbrar la mía.
Pobre de mí,
pobre de la rosa que no
conoció tu color,
pobre del resplandor que
no fue visitado por tus ojos.
Nada fue gratuito,
efímero, dudoso.
Nada te aclamó más
que mi alma,
nada te desvistió como
mi mirada.
Tengo que rodearte con
estos brazos que te adoran,
con estos ojos que te sueñan.
JulioElpuente