Cuando camino, todo lo que dejo atrás es ya un poco mío.
A veces, hasta quiero llamarles por su nombre a las piedras,
a las flores, al musgo, a los madroños, a las amapolas.
Me entretengo en contar las vidas de ese tronco que, hasta hace poco, era un ser bizarro hundido en la tierra. ¡Y qué decir del sol!
Él no lo sabe, pero desde mis ojos, más livianos aún, le agradezco su sabiduría, su ayuda infinita, su calidez.
Camino para no desfallecer,
camino para que las canciones me guíen,
camino para demostrarme que vivo.
JulioElpuente