Me dijo la lágrima:
"No me utilices en vano".
Me dijo el destino:
"No me esperes al anochecer".
Los surcos marcaron mi alma,
los vientos fueron fieles
a la vorágine de tu cabello.
Hablo del amor como hablo
de la vida,
estiro su nombre hasta el
infinito,
desgloso cada sílaba hasta la
saciedad.
Hay días con los recuerdos
intactos,
otros, sin embargo, respiro
todos los aires, todos los
escalofríos.
Tendré siempre presente tus
arrestos,
la imponente figura de tu alma,
repleta de poesía y de luz.
JulioElpuente