A tientas,
hurgando entre los errores,
hablando idiomas olvidados.
Destinos cruzados,
huestes con manos polvorientas.
Amaremos la ambigüedad.
Nací en un día sin amanecer.
Para mi se inventaron
las montañas sin lamentos,
los ríos de nácar.
Pulido por la clemencia,
olvidado a ratos,
amado sin razón.
No hay debilidad en unas lágrimas
vestidas de ayer,
vertidas sin rencor.
Ignoraremos todo lo que no huela a césped recién cortado,
a comisura febril y
enamorada.
Ningún descubridor despiadado
pisará mis manos abiertas,
ningún monarca inútil y
zafio doblegará mi conciencia.
JulioElpuente