tu perdón,
nada tan feroz como
tu alegría,
nada tan indómito como
tu leyenda.
Un atraco perfecto,
un duelo efímero,
una canción sin
principio ni final,
una odisea narrada
por tu mirada.
Cuando llegó el rayo,
todo fue colofón y
esperanza.
Sigo la senda que conduce a
tu piel sedosa,
a la prisión de tus ojos.
JulioElpuente