Una primavera mecida por
el sabor y la brisa.
Sus pétalos embalsaman
la razón, derraman sangre
y amores
El verano llega de la nada
para abocarnos a la noche final,
a la humedad sin límites,
al despertar longevo,
a la patria única.
Otoño de colores y sabores,
de guiños y sorpresas,
de dulces adversarios y
miel derramada.
Pieles que fueron duda y
ahora son fuego.
Y otra vez el invierno,
pero ahora uno nuevo.
Uno de mejillas intuitivas,
de canciones majestuosas,
de secuencias míticas,
de calor y risas.
JulioElpuente