todos los enigmas son hijos
de un Dédalo silencioso.
Sustituí la noche por un
campo de amapolas flamígeras para que los sueños no
perturbaran tu blancura.
Mi canción era un verso no
escrito, una amalgama sutil
con la que envolver tus
alegrías.
Naciste rodeada de belleza y
de frescura; el agua y el
viento fueron el alimento
de tu risa.
Quiero camelarte para bailar
al son de tus pestañas y
renunciar por ellas al cielo y al
atardecer.
JulioElpuente