Tengo la receta para esos labios
cerrados:
una cosecha de ángeles armados
con arcos y flechas.
Será facil;
ni orgullos, ni desaires.
Rozaremos universos,
inventaremos epopeyas.
Desnudaré esos hombros
insinuantes,
estrenaré el asombro de mis dedos.
Las miradas volverán
a nutrir nuestros pechos,
nuestros paladares serán uno,
nuestro arrojo será invencible.
Y descenderemos a esa gruta cálida,
a esa miscelánea de enseres,
a esa colección de brumas.
Y, sí, convertiremos la ilusión en carne,
la leyenda en sudor,
el recuerdo en presente.
JulioElpuente