Un alfabeto solo inteligible
para el corazón,
una fusión de verbos y
candelas,
de crepúsculos y
deshielos.
Alumbro historias con la
luz que se pierde entre
mis dedos.
Sacio con miel a los
crueles,
a los cobardes.
La boca de fresa y
azul,
la carne dulce e
insensata es
un techo con andamiajes
celestes,
un suelo blanco y mullido,
delicioso.
Mis ojos, dispares y
húmedos,
mi olfato, sensible a
la belleza y a la
bondad
tocan lo que no veo,
ven lo que no imagino.
Una piel curtida,
unos gestos de agua
clara y
diez mil pasos para
creer y vencer.
JulioElpuente