como un temblor sin futuro y,
cuando tu resuello haga noche en mi nuca,
las caricias que no conocemos
amanecerán ansiosas y perennes.
No pertenezco a ninguna conciencia, a ningún rumor,
pero los clamores que despiertas en mí sólo pueden deberse a la promesa de un huracán de delicados veranos.
Ayer abandonaste mis delirios y ahora mis pies caminan ansiosos, efervescentes, con una misión suicida: arrebatarte de los brazos de ese arrabal de
desmemoria y lejanía.
JulioElpuente