Desayunaré entre tus venas,
guardaré tu tacto en una urna invencible,
ningunearé a los bravos y
a los austeros.
Te absolverá el tribunal de mi pupilas.
Tus labios, locura de la ciudad,
balcón donde vivir y amar,
serán la noche cálida y
la amistad serena.
Más allá de las olas y
los recuerdos, los manjares
que nacieron de tus pechos
endulzarán historias de
mazapanes y blancura.
La lluvia morirá a tus pies;
desnuda, buscará tu perdón,
te prometerá amor y pasión,
leyenda y desenfreno.
Lo intangible se convertirá
en sangre y huesos a tu paso.
La erupción final nacerá de
tus ojos misteriosos.
JulioElpuente