Ternura hallada en
escondites para ciegos.
Obediencia libre y
sin penas,
sin ambages.
Tengo un don,
pero es inaudito,
indescifrable, inservible.
Todo es y será amor,
sin rutina, sin credos.
Terciar para no saber,
trocear para no perder.
Esos gestos que son
alfabeto para la locura,
descanso para el temor.
Tiene la prisa una deuda
conmigo.
Quizás no vuelva
de ese viaje sin retorno.
Truenos que se agolpan
para anunciar la luz.
Poetas lascivos,
compañeros de la noche,
entonan aquella canción.
Trafico con armonías
absolutas.
Lo que no hallé,
debió sucumbir
entre espíritus diminutos,
irredentos y socarrones.
Tendido bajo una nube
de melón y rosa,
sueño, con ojos semiciegos
y voraces,
con hambre y sin
estrías.
JulioElpuente