El malentendido es una
esperanza demolida.
La rutina marca, con sus
crueles artes, el camino de la
rendición, porque a su lado,
lo perfecto es retórico y fútil.
La belleza perdida es camino
sin retorno, una cavidad
oscura y eléctrica, y su mantra
anuncia lo inútil del ayer.
Todo lo que desconozco
continuará en ese ataúd de
huesos y ruinas,
todo lo que alguna vez maldije
volverá para destrozar mis sueños.
No sé si llamarle agonía,
no sé si llamarle vida,
pero sí sé como escapar de
su hechizo: sonreiré e inventaré florilegios únicos, olvidaré las rabias y los llantos,
trasnocharé por el día
y caminaré por la noche.
JulioElpuente