Regálale al viento
la frescura de tu carne,
el aroma de tu recuerdo.
Y, mientras la brisa mece
tus cabellos,
yo observaré, ufano,
el aleteo de tu túnica sagrada.
Visita aquellos universos
de flora perfumada y
vuelve para rozarme
con esa piel de olor a limón,
para besarme con esos
labios de nube mágica,
para enternecerme
con esa mirada
de niña precoz
y enamorada.
JulioElpuente