No será necesario pedir
permiso para soñar.
Las ojeras, risueñas, desperazadas,
saludarán al dios de
la luz.
Encumbraremos alegres
canciones, repletas de
caricias, de emociones.
Repartiremos gestos amables,
deliciosas miradas.
Magos chalados, mitad
corazón, mitad fuego,
se dedicarán a crear
esferas chispeantes,
acuarios sin rejas.
Tan solo quedarán las ganas
de trotar sin miedo,
de desfilar al son de la locura,
de vestirse con una mezcla
de savia y verdor.
JulioElpuente