las estrellas y el amanecer.
Resurgió de sus cenizas el violácio viento y el viejo y
sempiterno otoño.
Nuestros pies navegarán
entre la hojarasca multicolor,
bordeando la coralina y el
estupor.
Fuimos hijos de un aguacero
atronador,
testigos de una fanfarria mágica,
esclavos de unas fragancias sublimes.
Volveremos a las calles sin nombre,
a las habitaciones del olvido,
a la melosa y cautivadora oscuridad.
JulioElpuente