puso en jaque a la retama
y al almendro.
Quisiera recrearme en ellos,
pero la brisa y lo cañaverales
se disputan tu flor.
Tu boca de cereza
silvestre reclama el roce
de la mariposa, el perdón
de la noche.
Tu aire de jazmín
somnoliento salpica los
corales que las rosas se
camelaron.
En mi carromato de ilusiones,
tus lunares, habitantes
de un mundo secreto,
renacen en cada vaivén,
en cada recodo de la
floresta.
Quiero ver cómo el
terciopelo de tu sonrisa
de amapola derrite
el hielo de esos
corazones baldíos.
JulioElpuente