lunes, 10 de junio de 2024

En la montaña.

En la montaña,
madre del acantilado y
esposa de la nube,
mis pies, amortiguados 
por el musgo norteño,
resucitan a cada paso
las venas que surcan 
mi geografía pretérita,
alimentan la quietud 
de mis afligidos huesos.
Estos pies, llegados desde 
las carnes abiertas,
adornados por alguna
que otra miseria pasajera,
saben mi nombre y
juegan a ser juez y 
parte de este tumulto 
llamado vida.
Acaecerá un día en el que 
la luna y sol firmarán 
un pacto eterno de 
amistad, de tolerancia,
y, en ese preciso instante,
mis pies y yo desaparecemos
tras los túmulos y el 
horizonte.

JulioElpuente