Quiero alumbrar esa sonrisa
vencida.
La tristeza de esos ojos de vino
y viento me llama al cuartel
de invierno del desánimo,
aún así, visitaré tu temblor para
convertirlo en delicadas azucenas,
y después anudaré a tu cuello
mis manos envejecidas, pero
serenas y sabias, y sabrás por
ellas que todo puede ser
más azul, más indómito,
más dulce.
Mira a través del cristal de mi
retina, verás lo que el otoño
nos brindó, lo que el invierno
encendió, lo que la primavera
nos regalará.
Y luego, cuando la noche finja ser
día y leas a escondidas mi corazón,
todas las lágrimas,
todos los sinsabores,
todos las amarguras,
serán pretérito y olvido.
JulioElpuente