creo en tus ojos almibarados,
en tu sonrisa núbil al despertar,
en el arrojo de tus labios feroces,
en tus manos acariciando mi ansiedad.
Si necesitas un atardecer dorado, le arrebataré al sol las entrañas.
Si te apetece el rumor de las olas, le pediré prestados a Eolo sus labios.
Si quieres un lugar donde reposar, recogeré todo el verdor de la Tierra y fabricaré para ti un lecho infinito.
Tu calidez hegemónica parte en dos mis principios.
Los trazos de tu mirada altiva desnudan mi condición humana.
La clemencia que destila tu corazón deshace la brevedad de mi alma.
Si quieres hablar de amor,
hablemos de lo que nunca seré capaz de escribir,
de lo que nunca conocerán nuestros labios,
de lo que tan sólo será un quizás.
Aquí están mis manos,
repletas para ti
JulioElpuente