tu olor, tu frescura,
tu pelo formando un suave
oleaje sobre la almohada,
tu perfil de colina
primaveral,
tu figura de diosa inalcanzable.
En mi cenicienta memoria
tan solo quedan los
momentos de ceguera
bajo tu mirada,
algún que otro desatino
urgido por tu ausencia y
la sed impenetrable que
tatuaba tus instintos.
No entiendo como puedes
reproducirte entre el gentío,
como puedes navegar
entre mares y horizontes,
como puedes erigirte en
monarca absoluta si tengo,
aquí entre mis manos,
ese músculo cobrizo que
todavía respira al ritmo
de tu sonrisa,
que todavía vibra
si vibran tus labios justicieros,
que todavía se estremece
con ese aroma dulzón
y eléctrico.
JulioElpuente