mentor de tus delirios;
así imagino el porvenir de
nuestros hemisferios.
La lisonja pueril, derramada
sobre tus pestañas, será la
alegoría de un universo
espumoso, onírico.
Mientras tanto, en algún lugar
donde los designios sean
canciones y los pecados,
poemas inéditos,
nuestros cuerpos rezumarán
esencias inolvidables.
Un cónclave de colores
dictará sentencia sobre la
transcendencia de lo que no
dijimos, de lo que ignoramos.
Tajante, inapelable, el trueno
del porvenir vivirá para
siempre en el museo
de nuestra memoria.
JulioElpuente