una blancura sin límites,
una ventana abierta a
un sol otoñal.
Es un riachuelo límpido
y cantarín,
una nube solitaria y sedosa,
un horizonte sonriente.
y cantarín,
una nube solitaria y sedosa,
un horizonte sonriente.
Son dos minutos de ternura reposando sobre tu pecho,
y lo es tu mano,
acariciando mi pelo.
JulioElpuente