Allí formaremos un hogar
para la verdad,
para el sosiego,
para el capricho.
Lo adornaremos
con vestigios pasajeros,
con resonancias antiguas,
con pecados sinuosos.
Las paredes serán
de piel sedosa,
las fragancias,
de nenúfares y ambrosía.
En sus prados,
en sus jardines,
corretearán ejércitos
de unicornios
celestes, inmaculados.
Será todo tan irreal,
tan orgiástico,
que desearemos creer
en algún dios
para poder dar
las gracias a alguien
por tanta belleza,
por tanta alegría,
por tanto amor.
JulioElpuente