martes, 31 de diciembre de 2024

Ahora.

Ahora que el atardecer 
lo ensombrece todo, 
ahora que los huesos 
son el último reducto
de la tenue piel, 
ahora pretendo inundarlo 
todo de colores, de magia.
Desde esta atalaya 
de inconsciencia, 
desde este púlpito 
de insolencia 
exijo una atención
que, quizás, nunca merecí. 
Si existen los sueños
(y existen, ahí están,
preñados de exquisiteces
y de temores),
¿por qué debo renunciar 
al elixir y a la brisa,
a la honra y al desapego, 
a la quietud y a la noche?

JulioElpuente