Sabemos que aunque
arriemos las velas,
la tormenta continuará
su camino,
aún así,
creamos en nuestras vidas,
dispares y únicas;
creamos en esos rescoldos
que nos abrigan en soledad;
creamos en las canciones
que nos obligan a llorar.
Nuestras vidas se unieron
en algún cruce
de este laberinto incierto.
Y la magia de ese encuentro
nos ha convocado
en esta quimera
de querernos libres
para elegir,
para amar,
para regalar.
Ahora es el momento
de los abrazos
largos y sinceros,
de las lágrimas compartidas,
de los recuerdos eternos.
Seamos apacibles
y dulces con los nuestros,
recordemos lo bello
que es vivir.
JulioElpuente