de todo.
Cada segundo es una oleada de preludios.
Lo azaroso se vuelve verdad
cuando nadie lo desmiente,
cuando todo el mundo
lo acata.
Los egos son ojos inyectados en sangre,
pequeños monstruos irritantes.
Dejemos que la naturaleza construya un muro
a nuestro alrededor,
un muro de franqueza
y sabiduría,
de esperanza y comprensión.
Desnudemos nuestros cuerpos y nuestras mentes, saciemos nuestros
instintos primarios.
Unámonos a los caminantes que eluden el porvenir,
que renacen a cada paso.
JulioElpuente